Salidas cicloturistas (rutas)

Ruta circular apta para todo tipo de bicicletas por el entorno de la ciudad de Gijón que nos trasladará en agradable paseo fuera de las tradicionales sendas de la ciudad de Jovellanos conociendo a fondo el paseo del muro de la playa de San Lorenzo y de El Rinconín, Somió, La Providencia, Cabueñes, etcétera, y de la que quien decida realizarla le quedará un agradable recuerdo, incluso para esos niños/as a partir de 10 años, siempre que se esté dispuesto a asumir que, según su forma física, tendrán que caminar algún tramo corto.

Desde la estación conjunta de trenes recorreremos la acera-bici de Poniente, pasando por la plaza Mayor. De característicos soportales y en pleno casco antiguo de Cimadevilla —zona de sidrerías por excelencia—, en sus inmediaciones se sitúa el Ayuntamiento, el Palacio de Revillagigedo —hoy propiedad de Cajastur— o una esperanzadora escultura del rey Pelayo con miras al mar y que saluda tímidamente a los barcos que han decidido atracar en el puerto deportivo de Fomento. Pero... ¿por qué no parar un instante a hacerse una foto junto a las letras de Gijón?, también al albor del puerto.

En el PK. 1,4, llegando al inicio del carril-bici de la Playa de San Lorenzo y donde se sitúa la Iglesia de San Pedro o una estatua del emperador Cesar Augusto, terminaremos en su concurrido muro deleitando nuestros sentidos con la brisa del mar o con las magníficas vistas el mismo.

Les animamos a desviarse un poco y dejarse cautivar por las esculturas del Paseo de El Rinconín (PK.3,2), tales como Solidaridad de Pepe Noja (1999) representado por unos bonitos eslabones cromados, o La Madre del Emigrante, la primera obra escultórica del lenguaje moderno instalada en un espacio público de la ciudad allá por 1970 y que, con un un fuerte sentido simbólico, actualmente es una de las esculturas más características de la ciudad. La madre mira al mar, hacia el que desgarradoramente alza una de sus manos. Muriedas, su autor, intentó plasmar en ella el sufrimiento de tantas asturianas y gijonesas que vieron cómo sus hijos debían partir en busca de una vida mejor. También existen otras esculturas urbanas en el entorno y que no nos dejarán indiferentes, tales como Sombras de Luz de Fernando Alva (1998), Sin Título de Herminio Álvarez (2001), o Paisaje Germinador de Miguel A. Lombardía (1997) y Homenaje a Galileo Galilei XV de Amadeo Gabino (1997) ya en el Parque marítimo del Cerro de San Lorenzo, en pleno barrio de La Providencia.

A medida que vayamos ganando altura por la AS-247 se irán descubriendo unas cómodas vistas sobre Cabueñes y su hospital, de la torre de la Universidad Laboral o más al fondo del monte Deva, pico Sol —ese con forma piramidal—, pico Fario, etcétera. Nosotros a la altura del El Pisón (PK. 4,7) empezaremos a callejear rumbo a La Providencia, dejándonos cautivar por las innumerable tapias y chalets de una de las parroquias adineradas del concejo: Somió. En PK. 6,4 saldremos a la carretera del Alto del Infanzón por Providencia, la GI-2, pero antes... ¿por qué no rellenar nuestros bidones en la fuente de La Peñuca admirando sus bellos jardines?

Cruzaremos dicha carretera para en el PK. 7,4 y en bajada fuerte llegar al reguero que desemboca en la playa de Estaño —tranquilos, es asfalto y nadie se va a mojar—. 300 metros después volveremos otra vez a la misma altura, comunicando con la zona alta del barrio de Fueyo y saliendo otra vez a dicha carretera GI-2 por el camín de playa La Ñora.

Pocos metros después, en el punto más alto de la ruta, encontraremos el entronque con la AS-247, donde les recomendamos dejarse cautivar por las viandas de la sidrería “El Tasqueru”, mientras reposan de estos 10 primeros kilómetros.

Luego seguiremos con un paseo la mar de agradable hacia el barrio de Candenal, transición que haremos durante unos pocos metros por el Infanzón Viejo entrando a Cabueñes por La Pontica, pasando por delante del hospital (PK. 12,8) y bordeando el parque tecnológico. Podrán trasladarse a otros tiempos si levantan la vista ya que la Quinta Concepción-Bauer-Los Urrieles, el Palacio de La Riega, el convento de las Madres Agustinas, el Museo del pintor Evaristo Valle ([Para horario de visitas y más información consulte la web de la Fundación Evaristo Valle: http://www.evaristovalle.com.]) o el Jardín Botánico Atlántico ([Para horario de visitas y más información consulte la web del Ayuntamiento: http://botanico.gijon.es.]) son instalaciones situadas por la zona.

En el PK.14 tras cruzar la nacional N-634 embocaremos con la senda de Peñafrancia. Dependiendo de como vayan de tiempo o fuerzas, se puede tomar la vertiente norte para acortar directamente al centro de Gijón o lo que les proponemos a continuación.

Será utilizar el circuito de los ciclo-reumáticos o enamorados que conduce al Lavadero de Deva (PK.16) y donde se sitúa la iglesia de San Salvador, la capilla de la Virgen de Peñafrancia o el merenderu El Chabolu —otra gran lugar para llenar el buche con su gastronomía—, retomando dicha senda cerca de la carbayera del Tragamón (PK. 19,7) tras haber pasado previamente por el barrio de Santurio y de Cefontes. Y todo ello regado por el frescor del arroyo de Peñafrancia.

El cierre de la ruta circular lo haremos por la refrescante parte final de la senda del río Piles (PK22,5) teniendo como telón de fondo el complejo deportivo de Las Mestas, los jardines del Parque Isabel La Católica con su gran variedad de anátidas, el Museu del Pueblu D’Asturies o el recinto ferial Luis Adaro, donde en agosto se celebra la Feria Internacional de Muestras de Asturias (FIDMA).

Continuaremos por el carril-bici de la Avenida Castilla hacia el barrio de El Coto, avenida de Schultz y finalmente por el carril-bici de Carlos Marx hasta llegar de nuevo a la estación de tren.

Ruta no circular con comienzo en El Berrón, en pleno concejo de Siero, y con final en Gijón. Recomendada para menores y ciclistas noveles ya que no tiene especial dificultad, en donde precisamente la mayor atención se ha de prestar en las bajadas. Apta para todo tipo de bicicletas, quien la haga, ya sabéis... ¡Quien ve al gochín, ha de besarle en el morrín! Así pues, haremos cicloturismo entretenido evitando el más que mascado Alto de La Madera discurriendo por un entorno rural sorprendente y pedaleando entre limoneros y hórreos.

De El Berrón saldremos dirección Buenavista (PK.1) para cruzar un poco más adelante la N634 entrando en Noreña por delante del Ayuntamiento (PK.2) y parando en la plaza principal donde tenemos, aparte de nuestro monumento particular, el quiosco de la música. Aunque quizás lo que verdaderamente destaque a Noreña sea su gastronomía: sabrosos callos —en el polígono se sitúa La Noreñense—, manos de cerdo, chorizos sabadiegos...

Si bien a la salida de Noreña nuestra atención será captada por una extraña torre reloj que conduce al palacio del Rebollín, nosotros nos difuminaremos entre diversos chalets y viviendas de estética dudosa, que a medida que nos adentremos en el valle del río Pinzales cambiará por las tradicionales casas de aldea con sus hórreos y paneras de los que prenden ristras de cebollas, “panoyas” de maíz y algunas fabas que se secan al aire. Una verdadera inversión en el más tradicional estilo agrícola y ganadero del entorno rural asturiano.

De la torre reloj (PK.2,5), hoy en día acondicionada para fines culturales, podemos decir que data del siglo XVII y tenía funciones relacionadas con el poder municipal: reuniones vecinales, cárcel, cuadra o de almacén... Regulando la actividad económica, los tiempos de trabajo y la vida cotidiana. Del palacio del Rebollín, pues que, construido entre los siglos XVI y XVIII, fue solar de poderosas familias asturianas: los Argüelles (la familia original), los Llanes, los Quirós...

Camino de Cenero, avistaremos también esa solitaria ermita de San Ananías (PK.8) que invita a plantar un tejo sagrado junto a ella, e incluso intuiremos el campanario de la Abadía de San Juan Bautista (PK.17,5), con el texo centenario que la protege con su extensa sombra. Y todo, todo, lo haremos acompañados por el fragante aroma de los limoneros, cargaditos de su fruta ya madura y cuyo color amarillo llenará nuestras mentes de tintes cítricos y veraniegos.

Tal es el estado de paz y asombro en el que nos situará nuestro viaje, que ni siquiera podrá deshacerlo el regreso a Gijón, a través de un paisaje cada vez más industrial y urbano en el entorno del Polígono de Somonte (PK.19) y el barrio de Tremañes (PK.22), por el que haremos entrada a la villa de Gijón con su cómodo carril-bici del parque de Moreda.

Técnicamente, habrá cuestas cortas y perfectamente superables —de las que llegando a Tremañes (PK.16) y el corto acceso a la pista en Huergo (PK.6) serán costosas—. Al empezar en la zona “alta” de la ruta, el resto juega a nuestro favor. Poco kilometraje pensado para para pedalear en una mañana... de nosotros/as depende lo que tardemos en recorrerlos, ya que a menudo sentiremos la tentación de parar para observar con detalle la talla de una panera, la exuberancia de los limones, el resto de lo que algún día fue una aldea, las vistas de los Picos de Europa o para saborear el delicioso caldo de pita que nos ofrecerán en el bar Principado (PK.14) de la villa de Pinzales.

Animaros a pasar el día en el embalse de Valdemurio, en Quirós, donde quien sabe... alguno se anime a hacer alguna actividad acuática, ya que aunque haya barcas a pedales, toda en esta vida no va a ser pedalear. De camino enlazaremos tres sendas verdes, a cada cual más bonita, que nos alejan del centro de Asturias: la de Oviedo-Fuso, la de Fuso-Tuñón y por fin la vía verde del Oso en su vertiente quirosana, de la que poco podemos decir que se desconozca de una de las sendas más visitadas por bicicletas de recreo y de las más sencillas de realizar debido a su escasa pendiente al transcurrir gran parte de la misma por la plataforma o caja del antiguo ferrocarril minero utilizado para transportar carbón entre Teverga, Quirós y (unos 40 kilómetros). El recorrido recuperado supera los 25 kilómetros.

Como decíamos, si bien la Senda del Oso comienza en Tuñón, nos acercaremos a ella desde la capital pedaleando por la senda que transcurre desde el Parque de Invierno a Fuso de La Reina en primera instancia y de esta a Tuñon, con el Nalón a su vera hasta Trubia, en segunda. De camino podremos ver de reojo el Aula de la Naturaleza de La Manjoya, antiguos puentes entre la maleza, las canteras de caliza y arenisca de Latores, el Castillo de Las Caldas o Priorio...

Además de los atractivos naturales de la zona:

• lo frondoso del bosque autóctono —con castaños y abedules— en algunas zonas,
• la alegría y belleza de la fauna local,
• el río Trubia y Quirós fluyendo a nuestro lado y relajando nuestros oídos,
• en San Andrés de Trubia tenemos el acceso a la cascada y camín real del Buanga.

También podremos visitar el cercado osero de Proaza que con una extensión de 5 hectáreas acoge a las osas PACA y TOLA —y últimamente, un tal Furaco con tal de que procrearan, pero sin éxito—. Estas plantígradas en su día fueron requisados a los furtivos tras cazar a su madre. Además, junto a la Iglesia de Proaza se ubica la sede, oficina y Museo de la Fundación Oso de Asturias —que gestiona el FAPAS—, donde podremos ojear una completa exposición sobre el oso pardo. Pero Proaza no solo está ligado a este animal, también tiene historia y parte de ella son estas dos edificaciones:

• La Torre del Campo o Torreón de Proaza. Declarada Bien de interés cultural el 15 de marzo de 1965 es una torre defensiva medieval cuya datación no está del todo clara si bien su construcción está comprendida entre los siglo XII y XV. La torre es cilíndrica con cuatro pisos de altura disminuyendo su diámetro según asciende.
• El Palacio de los González-Tuñón o Velarde. Notable obra barroca (2ª mitad del XVIII) incluida en una finca cerrada que bordea la carretera y frente a la anterior torre, es, con total seguridad, el edificio más hermoso de cuantos pueblan el concejo. Se trata de un inmueble independiente de dos cuerpos: uno, rectangular, de dos pisos, con ventanas abocinadas en el piso bajo y una sucesión de balcones alineados en el superior; el otro, a modo de torre señorial, adosado en la esquina noroeste y con una altura más. El frente mira al oeste y cuenta con tres balcones por piso, colocados simétricamente; todos ellos tienen remarque moldurado de orejas y repisa volada protegida por balaustrada de rejería. El escudo con las armas de Tuñón, Miranda y Bandujo se exhibe entre dos balcones del piso superior. En la cara sur hay un corredor de madera. Culmina la construcción una cornisa de piedra y un alero muy saliente.

Tras dejar Proaza atrás pasando por su central hidroeléctrica, en Caranga de Abajo la senda se bifurca en sus dos vertientes: San Martín (Teverga) —que llega hasta Cueva Huerta paralela a la carretera que sube al puerto Ventana— y, la que hoy nos toca, la de Santa Marina (Quirós) —pasando por el embalse de Valdemurio—. Por una o por otra el aire puro está asegurado, eso sí la de Quirós es más corta.

A a través del desfiladero de Peñasjuntas iremos entrando en Quirós, teniendo todos los pueblos a nuestros pies, pues la senda sube por la ladera.

La vuelta después de la comida será por la misma senda hasta Trubia, que si os fijasteis en el trayecto es ahora todo bajada salvo 100 metros.