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Artículo de Victor Guerra sobre la bici en Gijón Imprimir

En el referido artículo Víctor Guerra hace un poco de historia del ciclismo urbano en Gijón en relación al Ayuntamiento y expone los pro y los contras que ve al plano/guía bajo su punto de vista. En el foro creado cada cual puede opinar lo que considere... guardando el tono y las buenas formas.

 

En bicicleta por Gijón

Las políticas ciclistas de nuestros munícipes nunca han sido rotundas

El planeamiento de la ciudad para una movilidad sostenida y sustentable ya tiene unos años de antigüedad; al menos, desde aquellos primeros carteles que pegó un novedoso grupo, el Colectivo Ecológico Libertario (CEL), en las épocas finales del franquismo, donde el anarquismo gijonés apuntaba maneras ecológicas con aquellas viejas pancartas de papel de estraza en las que se pedía una ciudad para la bicicleta.

Más tarde vino la asociación bici-ecologista Alborá, que revolucionó el panorama de las peticiones ecológicas pidiendo a los grupos congéneres que la movilidad estuviese dentro de su cartel reivindicativo, dado que atendían más a asuntos de fauna o puntos calientes y políticos como las centrales nucleares, las líneas de alta tensión... Tal grupo puso en marcha teoría y praxis, y fue el primero que de la mano de instituciones educativas de Gijón y el Ayuntamiento puso en la calle a grupos de alumnos de Secundaria y Bachillerato montados en bicicleta, con aquel programa de Paco Abril de conocer la ciudad y sus instituciones. Aquellas viejas acciones pretendían, a través de la bicicleta, aunar movilidad y conocimiento, y dichas salidas funcionaron durante años.

Luego vino el grupo Tronchacadenas y su permanente acción reivindicativa acerca de la presencia de la bicicleta en la ciudad, solicitando, además, trabajos de prospectiva para la implantación de la bicicleta, o promoviendo los aparcabicis. Y siendo el ojo avizor de toda esta política que hoy se ha dado en denominar de movilidad.

Lo cierto es que los ciclistas gijoneses hemos sido de los primeros que nos incorporamos a los movimientos de reivindicación de la bicicleta, y así lo demuestran aquellos hoy lejanos Encuentros de Ruidera del 1985, o los de Cabrales en el 86, en los que participamos reivindicando el uso de la bicicleta y políticas integradoras para este vehículo en el entorno rural y urbano (de los primeros Encuentros me traje la idea de la Senda del Oso); sin embargo, somos de los últimos en ver plasmadas las políticas de integración en el espacio urbano, y nos han adelantado Sevilla, Córdoba, San Sebastián, Burgos...

Las políticas ciclistas de nuestros munícipes gijoneses nunca han sido ni claras ni rotundas. De bicicletas, digamos que no se quería ni hablar, y pese a que hubo algún que otro concejal que luchó por ello, como Carlos Zapico, la cosa no fue adelante, y pese a la redacción de trabajos en pro de la bicicleta, éstos se guardaron con siete llaves y nunca fueron aprobados. Pues ahora, en cuestión de uno o dos años, la ciudadanía gijonesa ha visto nacer y desarrollarse toda una red de sendas, carriles bici y aceras pintadas para la bici que supongo que han surgido del planeamiento del Ayuntamiento.

A día de hoy sorprende la gran cantidad de metros que se han articulado y que el grupo Asturies Con Bici ha plasmado tras un intenso trabajo de dos años, en el plano «Bicicleta por Gijón» que se vende en las oficinas turísticas de la ciudad al precio de 1 euro.

En el trabajo de Asturies Con Bici hay -para mi gusto- demasiada recomendación y se echa de menos una descripción técnica de cada una de la modalidades que el ciclista se encuentra en su circular diario: carriles bici, pistas, zonas compartidas etétera. En todo caso, es de alabar que se haya logrado un convenio de trabajo entre los ciclistas y el Ayuntamiento para plasmar en un plano-guía lo que el Ayuntamiento está haciendo y lo que los ciclistas consideran mejor para ellos. Esa sí es una obra loable, y desde aquí, la bienvenida.

Por otro lado, una de las cuestiones que deja claro el plano-mapa son las políticas un tanto extrañas y erráticas o coyunturales del planeamiento de las infraestructuras para bicicletas; en rojo aún veremos los tramos despendolados de carriles bici un tanto perdidos, como el de la carretera de Villaviciosa, que queda cortado en plena avenida, o el de la zona de El Llano, que no se sabe cuál es su función en plan isla, quedando, además, amplias bolsas de la ciudad sin planeamiento, y rellenadas en base a trazos azules que son recomendados por el poco uso motorizado.

Como resultado final tenemos un plano en el que aparecen la mayor parte de las cuadrículas de la ciudad en color azul (zonas recomendadas para ciclistas , dado el poco uso motorizado), y como tal se exponen calles como la carretera de Pola Siero, Ramón y Cajal o Marqués de Casa Valdés.

No parece que haya un concepto claro al respecto de estos itinerarios recomendados para ciclistas, pero algo es algo, y será cuestión de ir puliendo los itinerarios y esperando a ver qué resuelve en el futuro el Ayuntamiento acerca de los itinerarios ciclistas. Queda por saber si hay voluntad de seguir construyendo más infraestructuras para darle coherencia y lógica a lo que, hoy por hoy tiene poca. En todo caso, felicidades por ese trabajo, que habrá obligado a pensar y repensar la ciudad en clave de movilidad.

por VÍCTOR GUERRA para La Nueva España

 
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